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ACADEMIA FILOSOFICA HEBREA SINAI
Blog de sinai
22 de Diciembre, 2007 · General

Rudy Spillman.RECOPILANDO REFLECCIONES

                                            Í n d i c e

Recopilando Reflexiones

¿Hacia dónde nos dirigimos? ........................................................................................................ 3

Recopilando Reflexiones

¿Hacia dónde nos dirigimos? ........................................................................................................ 5

Dedicatoria ............................................................................................................................... 7

Prólogo del Autor ................................................................................................................. 11

El Kamikaze Inconsciente ................................................................................................ 17            

Confusiones Afectivas ........................................................................................................ 21

Pesimismo/Optimismo versus Negativismo/Positivismo …………………………………… 21

Faltar a la Verdad sin Mentir ………………………………………………………………... 26

Amor versus Confianza ………………………………………………………………………. 30

Asumir Responsabilidad sin Sentir Culpa ………………………………………………….. 32

La Moral, La Ética y El Juicio de Valoración

Y Comportamiento Adecuados ……………………………………………………………… 34

Identificación Positiva .………………………………………………………………………… 35

Identificación Negativa ...……………………………………………………………………… 36

Falta de Identificación …………………………………………………………………………. 37

Nuestra Relación con el Dinero ………………………………………….……. 41

El Prejuicio ……………………………………………………………….………………… 45

El Rencor …………………………………………………….…………………...………...  47

La Envidia ………………………………………………………………………………….. 49

Los Celos …………………………………………………………….…...…………………. 53

El Odio …………………………………………………………..…..………………………. 55

La Violencia ...……………………………………………………………………………… 59

La Cobardía .……………………………………………………………………………….. 63

La Bondad y la Maldad ...……………………………………………………………….  66

Aforismos ...………………………………………………………….…...…………………. 69

Creación de la Humanidad ………………………………………..…..………………... 71

Acercándose al Cielo sin Volar ……………………………………...………………… 73

El Único Gran Sueño

(Párrafo extraído del libro: "EL ENTE DVORAK") .………………...……………………….. 75

La Única Guerra ………………………………………………….………..……………... 79

Reflexiones de un Niño Adulto (Párrafo extraído del

libro: "EL PARAÍSO ESCONDIDO DETRÁS DE

NUESTRAS DESGRACIAS-Autoayuda Autobiográfica") ………………………………….... 81

 

La Libertad (Párrafo extraído del

libro: "EL PARAÍSO ESCONDIDO DETRÁS DE

NUESTRAS DESGRACIAS-Autoayuda Autobiográfica") …………………………………... 83

El Ego  (Párrafo extraído del

libro: "EL PARAÍSO ESCONDIDO DETRÁS DE

NUESTRAS DESGRACIAS-Autoayuda Autobiográfica") …………………………………... 85

La Mentira (Párrafo extraído del

libro: "EL PARAÍSO ESCONDIDO DETRÁS DE

NUESTRAS DESGRACIAS-Autoayuda Autobiográfica") …………………………..……... 89

La Competencia

Competencia Leal

Competencia Estéril

Competencia Ilegal

(Párrafo extraído del

libro: "EL PARAÍSO ESCONDIDO DETRÁS DE

NUESTRAS DESGRACIAS-Autoayuda Autobiográfica") ...……………..………….…...... 91

El Temor (Párrafo extraído del

libro: "EL PARAÍSO ESCONDIDO DETRÁS DE

NUESTRAS DESGRACIAS-Autoayuda Autobiográfica") ………………………….…….. 93

La Muerte (Párrafo extraído del

libro: "EL PARAÍSO ESCONDIDO DETRÁS DE

NUESTRAS DESGRACIAS-Autoayuda Autobiográfica") ………………………….…….. 97

Auto Consejos (Párrafo extraído del

libro: "EL PARAÍSO ESCONDIDO DETRÁS DE

NUESTRAS DESGRACIAS-Autoayuda Autobiográfica") …………………………...….. 107

¿Hacia dónde nos dirigimos? .…………………………………………………109

Apocalipsis Ayer ……………………………………...………………………..………..… 109

El Amor (Párrafo extraído del

libro: "EL PARAÍSO ESCONDIDO DETRÁS DE

NUESTRAS DESGRACIAS-Autoayuda Autobiográfica")…………………..………….... 113

Una Última Reflexión ...…………………………………..…………………..……… 117

 

 

Prólogo del Autor

 

Recopilando Reflexiones es, en cierto modo, la continuación de El Paraíso Escondido detrás de Nuestras Desgracias. Si bien carece de técnicas o métodos de autoayuda, abunda en reflexiones profundas y las que no lo son tanto, que me permiten advertir hasta que punto temas entroncados con nuestras vidas se me han quedado en el tintero. Pido aquí disculpas al lector de mi primer libro, por el apuro que puse en su publicación dejándolo acéfalo en sus partes vitales, las que hoy se ven complementadas y completadas con este segundo libro que intentará irrigarlas de principios que permitan al lector vislumbrar la unidad de conceptos.

Asimismo, siento la obligación de expresar aquí lo que omití decir entonces y que es igualmente valedero para ambos textos y consiste en sincerarme por completo con el lector, como condición "sine qua non" para la vigencia de los mismos. He aquí mi declaración:

Lo único que me ha impulsado a escribir, primero El Paraíso Escondido detrás de Nuestras Desgracias y ahora, Recopilando Reflexiones, es la casi certeza que entonces me invadió y que hoy persiste en mí, de poder ayudar a través de mis experiencias y reflexiones, a mis congéneres, en el mejoramiento de su salud, de su estado de ánimo general y a poder vivir una vida de felicidad plena (como la llamo yo, porque la felicidad si no es plena, no es felicidad, es quizás sólo euforia momentánea). Como lo he expresado también alguna vez, no soy médico ni científico. Esto es importante que el lector lo sepa, por dos razones:

La primera es que el trato es de igual a igual. Aquí el autor es también un lector más y esto es en el estricto sentido de la palabra. Vengo releyendo mi primer libro sobre autoayuda (El Paraíso Escondido detrás de Nuestras Desgracias) de tanto en tanto, intentando una y otra vez, el éxito en preceptos que entiendo y comparto pero que todavía no he logrado del todo aplicar.

La segunda hace una corta referencia a la forma de expresarme en la escritura de mis textos. Soy consciente de que a veces lo hago como si de un catedrático, erudito o alguna otra autoridad en la materia se tratase. Pero aseguro que en mí no se alberga la soberbia. Nada más lejos. Soy un hombre común con apenas cierta capacidad para escribir y otra para pensar. De ambas, parece haber surgido, quizás por don de la Providencia, este bagaje de experiencia que se traduce en constantes mensajes de mi mente explicándome como se debe hacer para vivir una vida plena de felicidad. Explicaciones que de todas maneras no logro del todo implementar. Es por ello que explico al lector que soy un lector más. Y me encuentro en el mismo camino de quien se identifique con los principios y las premisas que aquí se escriben. Y en el cual avanzaremos unos más y otros menos. Cada uno a su propio ritmo y esto será igualmente meritorio para todos.

Recopilando Reflexiones es mi primer libro que no cuenta una historia. A través de sus aforismos y su prosa en general, intenta salpicar nuestras conciencias en forma desordenada pero precisa, de reflexiones que nos inciten a un incisivo análisis de cada situación. Aquí ofrezco también al lector mi punto de vista sobre profundos temas filosóficos y existencialistas, sobre las relaciones interhumanas con sus connotaciones y derivaciones, socavando en los sentimientos del alma.

Una parte de los textos que habitan este volumen, ha sido extraída de mis libros publicados con anterioridad, por especial pedido de lectores que sin manifestarme su desinterés por mis relatos y novelas han querido ver recopilados en un mismo tomo mis pensamientos en temas puntuales de interés universal.

Me he permitido agregar escritos volcados en las páginas Web de mis blogs, borradores depositados en viejos cuadernos, a la antigua usanza y frases, aforismos y pensares extraídos todos de un diario íntimo cuyos orígenes datan de la década de los 80 y que hoy ha quedado en desuso, depositado en un emotivo cofre imaginario.

Espero que esta amalgama de letras, palabras y frases que se reúnen dándole texto a este libro sirvan a su principal propósito, esto es, aunar a todos los seres humanos (debiendo empezar tan sólo por mis lectores) en una reflexión mancomunada que nos pueda señalar hacia dónde nos dirigimos… y si deberemos quizás, cambiar de rumbo todos juntos, hacia un destino común.


 

 

El Kamikaze Inconsciente

 

Muchas son las personas que viven hoy sus vidas como si pilotearan un avión dirigiéndolo en embestida hacia tierra y creyendo que lo están elevando al cielo con la intención de atravesar sus espesas nubes y llegar al Sol en un maravilloso vuelo de brillo y de vida.

Es la actitud autodestructiva que yace dentro nuestro como una verdadera amenaza. Atentará en forma constante contra nuestra salud poniendo en serio riesgo nuestras vidas y sin ninguna posibilidad de obtener salida alguna que no comience con la propia reflexión sobre lo que estamos haciendo. Sólo luego de una profunda y correcta toma de conciencia podremos indagar en los motivos que nos llevan a actuar de esa manera, pudiendo recién entonces encarar la modificación de nuestras actitudes y hábitos.

Lo primero que deberemos tener en cuenta como arma fundamental frente a semejante enemigo es el siguiente precepto:

 

"Es imposible intentar corregir un error si uno mismo no es consciente de que éste exista".

La autodestrucción presenta 2 formas: una consciente y la otra, inconsciente.

La primera, aunque pareciera de menor gravedad debido a que el individuo al menos sabe que se está dañando, generalmente, el sentimiento de culpa, la auto valoración disminuida, la falta de seguridad en sí mismo y la clara sensación de merecimiento del daño autoprovocado, dificultan significativamente la salida de esa situación.

En la  autodestrucción inconsciente, a diferencia de la primera, el individuo no es consciente de lo que hace y suele no aceptar la idea de estar dañándose intencionalmente.

Podemos observar a su vez, 2 distintos grados de actitud autodestructiva:

-         una forma mediata, por la cual la persona inflige un daño a su salud, en forma lenta y progresiva. Es el caso de los fumadores, alcohólicos, etc.

-         y una forma inmediata, por la que la persona pone en peligro su vida de manera inminente y casi continua. Es el caso, entre otros, de los drogadictos, que suelen a veces encontrar una muerte segura como resultado de las sobre dosis.

Pero la forma más común y conocida es la que presentan en forma masiva, un alto número de individuos, actuando de manera tal que ha permitido catalogarlos como personas que siempre tropezarán con la misma piedra. Es decir que esta actitud autodestructiva no necesariamente pondrá en peligro la salud o la vida del individuo pero le hará sentir la sensación de que todo le sale mal, sin permitirle advertir que es él mismo el que está repitiendo los mismos errores, una y otra vez, por no detenerse a observar los resultados de sus acciones y poder así aprender de las experiencias vividas. Suele desembocar en una fuerte sensación de impotencia y fracaso en casi todo lo que la persona realiza. La continua búsqueda de culpables de sus traspiés y la posición de víctimas en la que se suelen colocar les impide tomar al toro por las astas y lograr así salir de la situación en la que se encuentran.

Aconsejo a todo aquel que se encuentre en ésta u otra situación similar, lo mismo que me he aconsejado a mí mismo:

 

Toma responsabilidad por cada uno de tus actos por más pequeños que éstos sean. Exceptuando los hechos provocados por las fuerzas  de la naturaleza, actos de fuerza mayor o hechos fortuitos y situaciones inevitables, tú eres el responsable de todo lo que te ocurre en la vida, incluyendo lo relacionado con los demás seres. Sentirte culpable no te acercará a soluciones ni traerá paz a tu espíritu. Si intentas colocar la culpa en los demás, puede ser que esto te traiga un alivio momentáneo pero nunca resolverás tus problemas ni lograrás control completo sobre tu vida. Asume la culpa pero no te sientas culpable, de manera que  puedas corregir tus errores. Poder detectarlos sin autocensurarnos es el camino. Si decides que eres el único responsable por lo que te ocurra en la vida obtendrás el beneficio de poder dirigirla. Tener el control absoluto sobre nuestras vidas nos permitirá conocer los cambios que deseamos realizar y poder  llevarlos a cabo.

 

 

Faltar a la Verdad sin Mentir

 

No se trata de un juego de palabras. La mayor parte de nosotros explicaría que faltar a la verdad es la forma elegante y educada de decirle a alguien, que sabemos que ha mentido (Ha faltado usted a la verdad, le diríamos). Sin embargo, considero que ambos términos (en el primer caso se trata de una frase), distan bastante de poder ser considerados simples sinónimos.

La verdad es una realidad externa o no a la persona, que puede o no ser conocida por quien la transmite. De hecho, existen verdades no conocidas por el ser humano y que es muy probable que nunca lo sean. Faltar a la verdad alude al hecho concreto y objetivo de estar transmitiendo datos no verídicos sobre una determinada situación o hecho. Nada dice la frase sobre si el individuo transmisor es consciente o no de su desconocimiento, como así tampoco hace referencia a si éste cree poseer y transmitir los datos fidedignos al respecto. Solamente si el individuo sabe que está omitiendo o falseando la verdad, nos encontraríamos frente al  hecho realizado con intencionalidad. Recién entonces estaríamos en condiciones de aseverar que la persona ha mentido. De lo contrario, sólo ha  faltado a la verdad.

¿Y porqué será importante distinguir entre ambas situaciones? Esto ya es otra cuestión. Suele suceder que las personas nos apuramos demasiado en censurar a nuestros interlocutores sin detenernos en realizar el más mínimo y elemental análisis, perdiendo así la oportunidad de que éste nos arroje luces sobre cualquier malentendido que se hubiese podido suscitar. Es allí donde comienza a crecer un ovillo de confusiones que culmina en la incomprensión e intolerancia que existe en todos los estratos de cualquier sociedad.

La Humanidad ha tomado un camino por el que la carencia de confianza entre nuestros semejantes crece a paso agigantado. Esto produce desazón, con la consecuente sensación de haber sido engañado. A veces el resultado desemboca en una escalada de la violencia en todos los órdenes de la vida. Vivimos apresurados por juzgar al prójimo. No disponemos de tiempo suficiente como para preguntar, analizar, incluso investigar y razonar las situaciones, buscando quizás el desliz de un malentendido, como lo he expuesto anteriormente. El poder detenernos en el análisis o estudio de las pequeñas cosas (que a veces no lo son tanto) en la interrelación humana, nos permitiría quizás descubrir a los verdaderos malintencionados y no permitir con nuestra dejadez y desaprensión que se entremezclen con los inocentes personajes de buena voluntad que intentan junto con nosotros, vivir en un mundo mejor, construido de relaciones sinceras, basadas en la confianza y el apoyo mutuo entre los seres humanos, lo que a la vez redundaría en el beneficio individual de cada uno de los involucrados. Esto ocurre en la inmensa masa que es la Humanidad, sin distinción de credos ni razas. Eso sí, se nota con mucho mayor intensidad en los estratos de mayor cultura y de más alto nivel social, tanto en las sociedades como en grupos más pequeños (de trabajo, partidos políticos, sindicatos, universidades, escuelas, clubes, etc.) hasta llegar al reducto social  en el que definitivamente no debiera aparecer ni siquiera un síntoma de la situación de análisis, debido a las características de su formación. Nos referimos a la familia. En las organizaciones y demás grupos mencionados es siempre algún interés mutuo, esquema de trabajo, proyecto común, etc., que mueve a dicho grupo a formarse. En la familia, el móvil es el amor (o debiera serlo). Sin embargo hoy, para nuestra sorpresa, es en el seno de esta institución donde se teje y entreteje la madeja creando raíces cada vez más difíciles de extirpar a medida que se suceden las generaciones.

Traigo a consideración del lector el precedente análisis, no con la intención de sumar votos para la eliminación de la familia como institución, puesto que ésta se está tristemente autoeliminando sola. Mi única intención es llegar a los padres de familia de hoy (los que quedan, pues cada vez son más los separados y divorciados). Y llamarlos a la reflexión. Si nos preciamos de ser seres en busca de un mundo mejor que no termine sus días autoaniquilándose, piensen:

 

Los hijos son el valor más importante y precioso que poseemos. Son el único diamante que, sin advertirlo, estamos convirtiendo en barro. No basta con amarlos con ese amor humano, tullido, egoísta, que sólo busca la propia satisfacción sentimental. Debemos procurar que puedan llegar a ser hombres y mujeres de bien, libres y que puedan elegir su propio destino. Purificar cada día un poco más el amor que seguramente sentimos hacia ellos para que a su vez ellos sólo sepan brindar la pureza del amor que recibieron. Y eso, diría, casi depende exclusivamente de nosotros como padres.

Y si no, observemos a la mayor parte de los líderes del Mundo de hoy y pensemos en la infancia que les habrá tocado vivir…

 

Amor versus Confianza

Abordamos aquí el eterno dilema entre la razón y el afecto, la mente y el corazón, como solemos insinuar simbólicamente. Y quizás, por nuestro empeño en no elegir es que reiteradamente confundimos ambas áreas llegando a convencernos que se trata de una sola. ¿Es que no podemos amar a alguien en quien no confiamos? ¿O confiar en alguien que no amamos? Por supuesto que sí. Es cierto que si el ser al que amamos se hace digno de nuestra confianza, tanto mejor. Éste será un complemento ideal del amor. Pero no debemos confundirnos: el amor se siente, la confianza se razona. Veamos,  quien ama a una persona no puede dejar de amarla por un acto voluntario de decisión. Podrá dejar de frecuentarla, incluso interrumpir su relación con ella para siempre, pero su sentimiento de amor permanecerá hasta que el paso del tiempo, que no siempre actúa como quisiéramos, o cualquier otra circunstancia, borre el sentimiento. Nunca dependerá, en forma exclusiva, de la voluntad del ser que ama. No obstante, existen no pocos ejemplos de situaciones en que vemos al amor, de manera repentina, convertido en indiferencia o incluso en odio, generalmente producto de algún desengaño por parte del ser que ama. Pero no se trata de un hecho voluntario sino impulsivo, que viene a probar una vez más que el torbellino de afectos y sentimientos que se mueven en nuestro interior son los que suelen decidir por nosotros. Excepto en los casos en que podamos decidir, y lo hagamos, que será nuestra razón la que prevalecerá. Estas posibilidades dependerán del carácter y personalidad de los individuos involucrados.

En el caso de la confianza resulta más sencillo de entender puesto que no existen hilos invisibles que nos presionen a actuar de determinada manera. Aunque hay casos en que el ser que ama se dejará llevar por su sentimiento, ofreciendo confianza al ser amado, aun cuando éste haya dado pruebas de no merecerla, como prolongación de su sentimiento de amor, entremezclando ambas áreas, como ya hemos afirmado más arriba, que ocurre a veces. Cuando mencionamos "el amor", nos referimos a sus múltiples formas de expresión, ya sea, el de pareja (conyugal), paternal, maternal, fraternal, de amistad o cualquier otra forma de expresión de dicho sentimiento.

Es común la situación contraria. Por ejemplo: dentro del ambiente laboral, el jefe deposita su confianza total en un empleado con el que mantiene una relación laboral de muchos años y el que sobrada y reiteradamente se ha ganado la merecida confianza de su superior. Aquí no existe relación de amor alguna. Y sin embargo, puede ocurrir que el jefe confíe más en su empleado que en su propia esposa, a la cual ama.

 

 

 

 

 

 

 

Asumir Responsabilidad sin Sentir Culpa

 

Un fenómeno muy común entre nosotros, los mortales, es el corrosivo sentimiento de culpa que solemos sentir, en especial, los que somos considerados seres "normales", en contraposición con los seres "sin escrúpulos", entre los que se cuentan muchos criminales y también a veces los que no lo son. Los psicópatas conforman otro de los grupos dentro del género humano que no cuentan con la posibilidad de desarrollar el sentimiento de culpa.

Lo anteriormente expuesto no significa que la "gente buena y normal" esté haciendo bien cuando se tortura sintiendo culpas. Es importante distinguir entre los que poseen la tendencia a sentir culpa por todo (o casi todo). Ellos se sentirán culpables por los hechos sobre los que en realidad son responsables, pero también sobre los que no lo son o les atañen a veces en forma lejanamente indirecta: Si no le hubiese permitido viajar  esto no hubiese pasado, diría una madre angustiada al enterarse del accidente sufrido por su hijo, sintiendo ser la responsable directa del hecho.  Estos individuos suelen disponer de grupos enteros de familiares y amigos dispuestos a convencerlos de que en realidad no han tenido responsabilidad alguna sobre lo acontecido. Y están también los que suelen sentir culpa, a veces con la misma intensidad que los anteriores, pero sólo luego de haber realizado un balance más objetivo y llegado a la conclusión de que les corresponde la culpa que sienten.

Por último, están y que no son pocos, los que "a priori" han decidido no ser culpables prácticamente de ningún hecho. Su actitud suele ser inconsciente pero sistemática, revistiendo el carácter de "misión casi imposible" el lograr convencerlos de su responsabilidad en algún hecho. Es probable que el intenso dolor propio o ajeno vivido en alguna situación de culpa experimentada en el pasado haya creado defensas por las que el individuo decida no volver a sufrir una situación emocional y afectiva similar. Aun así, no son conscientes de que lo único que resuelven, en tal caso, compete sólo al factor exterior revestido por su relación con los demás. En su fuero interno, su subconsciente alberga ese sentimiento de culpa, el que de una forma u otra molestará al individuo hasta que logre concientizarlo y lidiar con él. La sociedad los suele tildar de personas que están siempre a la defensiva. Pero dentro de ellos mismos, muy profundo, se libra una constante batalla de la que no suelen lograr defenderse con éxito.

 

Sin descartar el escuchar la opinión de los demás y tomarla en consideración, en última instancia, cada uno de nosotros deberá realizar un honesto examen de conciencia a la hora de indagar sobre su probable responsabilidad respecto de hechos que hayan causado algún daño o perjuicio. Pero si corresponde, y no ha sido intencional, asumir la culpa reparando en la medida de lo posible el daño causado y la predisposición a aprender una lección de vida que nos evite repetir el mismo error en un futuro, es suficiente. Los seres humanos somos imperfectos. Sentir la culpa nos causará un daño anímico agregado que en ningún caso reparará el daño causado.

El sentimiento de culpa en sí mismo es un sentimiento estéril que no lleva implícito propósito alguno que no sea la autoflagelación. Por supuesto que, como todo sentimiento, no resulta fácil de manipular a voluntad. Si existe, no se puede impedir a uno mismo el sentirlo. Pero reflexionar sobre lo dicho probablemente permita disiparlo con naturalidad y criterio, evitando así, qué éste nos continúe atormentando.

 

 

 

 

Nuestra Relación con el Dinero

Difícilmente exista situación más engañosa que la que expone nuestra relación con el dinero. La mayoría de nosotros creemos saber cuánto lo amamos o lo odiamos (figurativamente), pero no sabemos advertir que este sentimiento nuestro, por así decirlo, se encuentra relacionado con qué cantidad del mismo poseemos o carecemos. A veces, también tiene que ver con qué hemos obtenido del mismo, además de posesiones y/o bienestar. O qué es lo que pretendemos obtener. Resulta que quien haya interrumpido su relación con un ser querido por desavenencias económicas, quedando un vacío en su corazón; o quien haya sufrido un ataque cardíaco o cualquier otro trastorno grave de su salud como consecuencia de las peripecias económicas vividas (por dar sólo algunos de los tantos ejemplos existentes), suponemos que no manifestará hacia él gran simpatía, aun cuando reconozca su necesidad de poseerlo, como un mal necesario. Quien haya padecido profundas penurias económicas, a veces junto a sus familiares (pobreza, hambre, enfermedades, hasta llegar a veces a la muerte por falta de atención médica y/o provisión de medicamentos) creará probablemente, un lazo indestructible con el dinero que colocará a éste en primer lugar en su lista de prioridades con el único objetivo de obtener poder a través de su posesión y evitar carencias futuras.

Es también conocida la situación psicológica de alta dependencia al dinero con motivo del mal manejo o manipuleo de sentimientos como el amor, los celos, la envidia y por supuesto, la codicia, entre otros. En todos estos casos, la persona se crea la ilusoria sensación de poder satisfacerse afectivamente a través de su posesión. Aun en los casos en que dichas personas lograran relacionarse con otras que accedieran a vender sus afectos por dinero, esta actitud no dejaría de ser un error, en cuyo contexto ambas personas quedarían convertidas en víctimas de la misma trampa.

La obtención de dinero no puede nunca configurar una meta en sí misma, sino ser sólo vehículo para la obtención de ciertos objetivos. Pero dichos objetivos, como la adquisición de la casa, el automóvil o la avioneta de nuestros sueños, se descubrirán como metas ilusorias para lograr la felicidad plena, ni bien sean adquiridas.

El dinero en sí mismo no posee ningún valor intrínseco. Se trata de un trozo de papel o moneda a los que por motivos de comodidad se les adjudica un determinado valor. Es el intermediario existente entre los objetos de valor, consumo y servicios, y nosotros. Es la versión moderna y ágil del antiguo trueque.

Colocar la obtención de dinero como una meta en nuestra vida es un error que arrastra errores creándonos la ilusión de que acumulando cantidades astronómicas del mismo, seremos felices. No precisamos explicar aquí que esto no es cierto. Los resultados están allí fuera, por doquier, al alcance de todos los que deseen enterarse.

 

Toma la debida distancia del dinero a los efectos de poder atribuirle su verdadero valor. Si no permites que compre tu moral o que adquiera el dominio sobre ti, si logras adjudicarle su verdadero valor como herramienta de pago de todo lo necesario y lo utilizas como elemento de estabilidad material para hacer frente a las necesidades propias y las de los tuyos, lograrás servirte de él y no que él se sirva de ti. No lo utilices para obtener poder, no dejes que engendre en ti el sentimiento de codicia. No le permitas al dinero cambiar quien tú eres y estarás colocándolo exactamente en el lugar que le corresponde.

Si has logrado purificar  tu amor lo suficiente, sentirás la necesidad de compartir con el prójimo necesitado, una parte de tu dinero que consideres sobrante.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Envidia

 

Envidiar significa desear algo que vemos en el prójimo. Se puede tratar de un objeto o situación material, como así también de algo abstracto, como un aspecto del carácter o la personalidad de un individuo al cual admiramos. En conclusión, puede tratarse de cualquier cosa, con la única condición de que habiéndola visto en el prójimo, deseemos fervorosamente poseerla. Es un sentimiento generalmente condenado por cualquier sociedad, cuando en realidad el hecho en sí mismo de sentir envidia en su más estricto, puro y simple sentido no conlleva acto censurable alguno. Es más, si quien experimenta tal sentimiento, lo potencia en pro de obtener logros positivos en su propia vida sin el deseo de perjudicar a nadie, su actitud sólo será pasible de elogios.

Se suele relacionar este sentimiento a deseos maliciosos por parte de quien lo siente, hacia la persona envidiada. De ser ésta la situación, se generará una relación que podrá causar daño tanto a la persona que envidia como a la envidiada, dependiendo esto de los extremos a los que el individuo que sufre el sentimiento esté dispuesto a llegar. Pero en todo caso, éste debiera tener en cuenta que sus actitudes sólo podrán agregar pesar a su aflicción y nunca logrará de este modo, resarcirse con la obtención de lo envidiado.

De lo antedicho podemos deducir, que de la misma manera que hemos podido observar que ocurre en otros casos (respecto de otros sentimientos y/o actitudes), el hecho en sí mismo de sentir envidia no arrastra consigo nada censurable.

Será entonces la propia perspectiva del individuo y lo que este sentimiento genere en su interior, que condicionarán el positivismo o negativismo de sus actitudes.

El individuo que, merced a sus sensaciones, vea estimuladas sus ansias de obtener logros sin la intención de dañar a nadie, estará sacando buen rédito de su sentimiento de envidia.

Por el contrario, quien sienta dolor y pena por sí mismo, evidenciando una marcada falta de seguridad propia y reducida autovaloración al pretender, a través de su sentimiento de envidia, objetivos que considera no poder lograr y/o mere                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                     cer, no vacilará en acudir a pensamientos y hasta a actitudes maliciosas, de las cuales el principal destinatario y el más perjudicado será él mismo. Aunque a veces, también causan daño intencional a la persona envidiada, como si ésta fuese culpable de sus frustraciones y creándose la ilusión de que las mismas desaparecerán con el daño proferido a su inocente víctima.

El sentimiento de envidia que no es canalizado hacia el amor a sí mismo y a los demás tiñe el alma de dolor y no causa más que pena. Quien asuma la aparición de sentimientos como éstos y advierta que no le aportarán beneficio alguno, podrá optar por analizar estos conceptos y lograr así utilizar esta herramienta que se le ofrece (la envidia) para cambiar su vida en forma positiva.

 

Un puñal no sólo sirve para herir y matar. Puede también ser utilizado para cortar los lazos que nos liberarán, a nosotros y a los demás.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Los Celos

El sentimiento de celos proviene de la sensación que el individuo experimenta de no ser amado lo suficiente por la persona a la que cela, combinado a veces con la convicción agregada de merecer o no dicho desamor. También se encuentra relacionado al concepto de pertenencia y propiedad, o temor a la pérdida de las mismas, que el individuo percibe respecto de la otra persona evidenciando un claro síndrome de falta de seguridad en sí mismo, como también, autoestima y autovaloración disminuidas.

La aparición de este sentimiento resulta más común e intensa en las relaciones de pareja, aunque es pasible de aparecer en las relaciones entre hermanos, amigos, padres e hijos y toda otra relación que se encuentre fundada en el sentimiento de amor.

Quien decide volver a sus raíces e ir evolucionando en las diferentes etapas de purificación de su amor (como se describe en el libro: El Paraíso Escondido Detrás de Nuestras Desgracias), se descubrirá velando por la felicidad del ser amado y no esperando retribución alguna a cambio. La marcada disminución o desaparición de la figura de su ego eliminará su sentido de pertenencia y propiedad respecto de las personas. Esto se produce como un proceso que el individuo revive en forma natural y que a su vez, por obvias razones, neutraliza la aparición del sentimiento de celos, de la misma manera que lo hace con el odio y todo otro sentimiento que surja como ramificación contaminada que tiende siempre a degenerar la pureza original del amor con el que lo humanos nacemos.

 

 

El Odio

Se suele escuchar decir, no sin razón, que el odio es la otra cara del amor. Tal aseveración no parece estar tan equivocada. Quizás convendría aclarar el concepto.

Si hacemos una breve referencia a lo que sucede en las relaciones familiares podremos observar que sólo se puede odiar a quien previamente se ha amado. Comúnmente, se trata de un desengaño (frecuente en la relación de pareja), pero puede tratarse de una decepción o en general, cualquier conducta no acorde con las expectativas del ser que amaba y que por ello, ahora odia.

Pero si salimos del contexto de las relaciones familiares observaremos que resulta muy difícil odiar en estos casos puesto que existe indiferencia sentimental y afectiva respecto de las personas que no conocemos. Podremos reprobar conductas y actitudes, condenar enérgicamente mentalidades y comportamientos (como ocurre, por ejemplo, cuando escuchamos noticias políticas nacionales e internacionales o cuando intervenimos en calidad de meros observadores en disputas o contradichos originados entre personas de nuestro conocimiento, pertenecientes a diferentes esferas sociales pero a las cuales no nos une relación afectiva alguna), pero difícilmente podamos llegar a sentir hacia esos seres desconocidos el odio que sentimos por ejemplo, hacia el ser que nos ha traicionado en la pareja o el amigo y socio que desapareció con todo el capital de nuestra empresa, dejándonos en la calle. Esto cambia cuando el individuo abandona su ámbito individual para incorporarse al colectivo. En grupos, las personas sienten y actúan de diferente manera. Unidos en grupos caracterizados por sus identificaciones, suelen enfrentar con odio muchas veces irracional, a otros grupos. La identificación siempre se produce dentro de cada grupo. Lo que enciende la desenfrenada violencia desatada, son las pronunciadas diferencias conceptuales existentes entre los mismos, generalmente basadas en aspectos ideológicos y religiosos. Aunque existen ejemplos, como la violencia y el odio expresados dentro de las canchas de futbol, entre los simpatizantes de los equipos contrincantes, que muestran hasta que niveles de confusión puede llegar el ser humano.

Cuando empezamos a sentir verdadero odio por lo que hacen y dicen esos seres desconocidos (actuando como individuos y no en forma colectiva), esto significa que estamos logrando ampliar nuestro espectro afectivo por encima de nuestra relación con los conocidos, amigos y familiares. Y esto posee una única lectura: nuestro amor se encuentra en proceso de purificación; aun cuando el cambio se produzca dentro del ámbito del sentimiento de odio, que es el principal contaminante del amor. Pero esta nueva sensación nos estará demostrando nuestra falta de indiferencia frente al prójimo.

 

Recién cuando advertimos que nuestro sentimiento de odio proviene de nuestro ego lastimado, pero que por haberlo creado nosotros mismos, nos erigimos en los únicos culpables y que este sentimiento que proviene siempre de nuestro interior nunca depende de las actitudes de los demás, entonces nos liberamos y el odio se convierte en pena sincera que sentimos por el ser que actúa de manera incorrecta. Y entonces, como un ovillo de lana que rueda y crece, así crecen nuestra bondad y comprensión purificando en nosotros mismos cada vez más ese amor que hasta hace poco era odio y que hoy ha transformado el suplicio de nuestro sufrimiento en un profundo sentimiento de paz y amor en nuestro espíritu.

 

¿No vale la pena el intento? Saque el lector sus propias conclusiones.

 

 

 

 

 

La Violencia

Es sabido que desde hace millones de años el hombre viene evolucionando como todos los seres vivos. Difícil resulta precisar cual es el momento exacto en que el germen de la violencia se instala con las características propias que lo hace en la especie. Es probable que sea con la aparición del homo sapiens, cuyo cerebro muestra características definitivamente diferenciales. Tanto el hombre de Cromagnon como el de Nederthal desarrollan la habilidad de producir fuego, mejoran notablemente la fabricación de herramientas inicialmente utilizadas para la caza, reuniéndose en grupos que encuentran la forma de comunicarse, aun sin idioma pero sí a través de ideas abstractas. No es éste el espacio adecuado donde analizar los motivos por los cuales la violencia se instala en el ser humano con parámetros de crueldad que exceden todo lo imaginable. Pero pensemos que no existe ser vivo aparte del hombre, capaz de ejercer su agresividad hasta el punto de torturar y disfrutar observando el daño causado a sus congéneres.

Pero aun así, hasta hace 20 o 30 años, la violencia en el hombre no había llegado a los niveles de intensidad y proliferación a los que nos hemos debido ir acostumbrando. Basta reparar en las muertes por enfrentamientos, ocurridas en las canchas de futbol, el excesivo y desproporcionado crecimiento de la violencia casera (entre familiares y amigos), destacándose la violencia de género, la que hoy cobra un asombroso número de víctimas entre las llamadas "mujeres golpeadas" o la violencia callejera en manos de la adolescencia, representada por jóvenes cuyas edades nos producen escalofrío; para advertir que en los últimos tiempos algo ha cambiado mucho entre nosotros y en nuestro propio detrimento.

Dejando a un lado los crímenes, la delincuencia, las guerras y otros factores de violencia que siempre han existido, no podemos dejar de mencionar el fenómeno de la aparición masiva en todo el mundo del método "kamikaze" o "bomba humana", que si bien ha existido anteriormente, nunca se había manifestado en las proporciones a las que llega en nuestros días.

La carrera armamentista, el desarrollo y evolución del poder nuclear, químico y biológico nos utiliza a todos los seres humanos de títeres, dependiendo de la salud mental de algunos pocos líderes que decidirán si continuamos con vida o no, según se les ocurra mover los piolines de los cuales nos sujetan, en un sentido o en otro.

 

El cinismo humano nos lleva a presenciar la lucha de los "buenos" por defender las democracias del Mundo en aras de que los pueblos puedan mantener sus legítimos derechos de decidir sus propios destinos, cuando la Humanidad toda se encuentra a expensas de las decisiones de unos pocos.

 

Cuando nuestro éxito dependa de la aplicación de violencia, el fracaso de nuestra empresa por haber renunciado a ella, nos proveerá el mayor de nuestros éxitos: la paz espiritual que nos brinda el amor, el que se purificará más con cada renunciamiento que practiquemos por tales motivos.

 

 

La Cobardía

Me permitiré aquí, traer una versión muy particular de lo que es la cobardía.

No se trata de un defecto en la personalidad de un individuo que lo lleva a adoptar actitudes bochornosas y reprochables frente a ciertas situaciones, como se intenta inculcar en la  mayor parte de las sociedades, por no decir en todas.

La cobardía es un sentimiento que vive el individuo, de acuerdo a su lista de juicio de valoración y comportamiento adecuados, que fue construyendo a lo largo de su vida y que como ya hemos visto, recibe las influencias de la sociedad donde vive (tema desarrollado en las páginas 34 y siguientes de este libro). Este sentimiento torturará a la persona si es por ella concientizado. Caso contrario, su subconsciente se encargará de alojarlo en su interior, pero continuará estando allí y mientras lo esté, la víctima que lo padece, de una forma u otra, sufrirá.

Pero en realidad, se trata de un sustantivo abstracto e inexistente, hasta el momento en que el individuo le da vida. Éste no será cobarde porque lo determinan los demás. Tampoco lo será por haber tomado una actitud determinada frente al hecho en cuestión. Solamente lo será si él mismo esta convencido de ello.

Un soldado no es cobarde porque sienta temor a morir enfrentando al enemigo para defender su patria. Y tampoco será cobarde si en virtud de tal temor escapa del frente de ataque defendiendo su vida ante todo, acto natural en cualquier ser viviente. Tampoco será un héroe quien decida arriesgar su propia vida en defensa de…

Los héroes y los cobardes no existen. Por supuesto que, si desde que la especie humana lo es, existe y ha existido siempre un pequeño grupo de individuos que ha sabido inventar e inculcar ambos conceptos a las mayorías por obvias razones de propia conveniencia, es fácil llegar a la conclusión de que esta situación continuará por los tiempos de los tiempos, pues es la forma más práctica que encuentran los poderosos de prolongar la seguridad y bienestar de sus vidas y los suyos, a expensas del riesgo asumido por los demás. Aparecen a veces, aquí y allá, excepciones a la regla, como ocurre con todas las cosas.

Este tipo de situación, la sensación de sentirse "un cobarde" puede darse en cualquier ámbito de nuestras vidas. No sólo le puede tocar al joven enrolado en las filas de un ejército. A quien ha sido víctima de un robo a punta de pistola y ha visto morir a un ser querido en el atraco, quizás le resulte difícil no sentirse culpable de haber actuado con cobardía y no haber impedido el hecho infructuoso. Aunque su sensación sea equivocada, su sentimiento es genuino. Sólo el propio individuo tendrá la posibilidad si quiere, de darse cuenta que todo ser humano tiene derecho a proteger y defender su vida ante todo. Esta es la idiosincrasia natural con la que nacemos y que nos permite aumentar las posibilidades de perpetuidad de la especie. Todo lo demás es creado y provocado en forma deliberada persiguiendo otros intereses, ajenos a la naturaleza de las cosas y con la sola intención de manipular a quien se deje.

 

 

¿Hacia dónde nos dirigimos?

 

Supongo que no será la primera vez que el lector se encuentra frente a semejante pregunta, la que peca por su falta de originalidad a su vez que la observamos repetirse una y otra vez, siempre en su calidad de interrogante y nunca dando una respuesta que nos satisfaga. Quizás, porque el final que vislumbramos no es el más promisorio. Las respuestas que solemos encontrar a este interrogante nos soslayan en general, que los humanos poseemos esta tremenda capacidad de avanzar a medida que retrocedemos, o retroceder a medida que avanzamos. Y aquí, nos podemos permitir el juego de palabras, puesto que también, como en las matemáticas, el orden de los factores no alterará el producto.

Quisiera aprovechar y transcribir, en este preciso momento y lugar, un escrito que no data de muy lejos en el tiempo (puesto que de lo contrario, en su época hubiese sido confundido con algún relato tétrico de ciencia ficción), pero que refleja lo que acabo de expresar, trayéndonos una imagen nada original (pues se repite día a día) pero cierta de nuestra realidad de hoy.

 

Apocalipsis Ayer: Se dice que el ser humano es la especie dominante sobre la Tierra. En cierto modo esto es verdad. También es la única especie viva que a través de su existencia ha podido procurarse evolución y desarrollo a sí mismo. Ningún otro animal sobre la Tierra hubiese descubierto el fuego, otros planetas, la redondez de la Tierra o la cantidad de drogas (fármacos) que hoy controlan y curan enfermedades alargando la vida de la especie. Como tampoco hubiese podido ninguna otra especie animal, inventar el pararrayos, el telégrafo, el teléfono, la televisión, el ordenador, el internet, los teléfonos celulares, por mencionar sólo algunos. Ningún otro animal hubiese sabido descubrir la pólvora o inventar armas de las más sofisticadas, crear bombas nucleares, químicas o biológicas.

Ninguna otra especie que no sea el hombre podría haber puesto en peligro la subsistencia del Planeta rompiendo las propias leyes de la Naturaleza. Sólo el hombre es capaz de algo así. El hombre agujereó la capa de ozono, contaminó los mares y océanos con petróleo, incendió bosques y reservas vegetales naturales, provocó la extinción de especies animales con su caza, contaminó la atmósfera de gases tóxicos. El hombre amenaza con la extinción del agua potable del Planeta en cuestión de años. El hombre acostumbra acumular la mayor cantidad de bienes que puede, en forma ilimitada, sobrepasando en muchos casos, largamente lo necesario y privando a sus congéneres de lo mínimo para una vida digna o inclusive, para la subsistencia.

El hombre es el único ser capaz de lograr los adelantos más beneficiosos para la Humanidad y el Planeta todo y a la vez, el único también capaz de destruirlo dejando tan sólo fragmentos de éste flotando en el Universo. Aún sabiendo que no podría presenciar los resultados de su propia obra. El hombre es a la vez Dios y Diablo de sí mismo. Y cuando el bien y el mal coexisten, el mal vence, aunque se suela decir lo contrario.

 

Habiendo efectuado ya el último giro y enfrentando la recta final de nuestras reflexiones, desearía a modo personal, salirme un tanto de nuestro libreto e intentar alguna otra explicación que nos reporte un halo de esperanza en los días por venir:

 

¿Hacia dónde nos dirigimos? Ésta es nuestra pregunta ¿verdad? Pues bien… ¿y si no estuviéramos dirigiéndonos a ninguna parte? Porque la pregunta, de la manera que está formulada presupone dos cosas. La primera consiste en que no sabemos "hacia dónde nos dirigimos". Pero la segunda sugiere que adonde sea que vayamos, nos dirigimos "todos juntos". Tamaño error. Si justamente lo que nos separa es lo que nos enfrenta. Nadie parece estar de acuerdo con nadie. Y si encontramos factores en común para sentirnos unidos, esto sucede sólo en pequeños grupos, los que utilizan sus principios comunes para aliarse en contra de…

En vez de ir en busca de nuestras similitudes, cada vez más, nos aferramos a nuestras diferencias. No respetamos que el vecino piense de manera distinta a la nuestra. Nos sentimos dueños de la verdad. Nuestras diferencias ideológicas, de raza, credo, religión, color de piel, tradiciones, lengua, nos están enfrentando cada día más en un mundo en el que sin un motivo justificado, la convivencia se vuelve más y más hostil.

El hambre y la pobreza, descendiendo a niveles por debajo de los considerados mínimos para la dignidad humana en un mundo con recursos para alimentar a un número tres veces mayor de pobladores del que lo habitan, perdiendo el respeto al derecho básico de la libertad, salud y vida de todos los habitantes de este Planeta, sí justifican la resistencia y lucha del individuo por obtener lo mínimo que le corresponde. Los líderes del mundo debieran ya entender que la política del "exclusivo interés propio", sumada a la apatía e indiferencia por la situación de nuestros congéneres, tarde o temprano, no traerá otra cosa que "el efecto bumerán".

"Hacia dónde nos dirigimos". Ya ni siquiera es un interrogante. No nos dirigimos a ninguna parte. Por lo menos, no todos juntos. Como perdigones de algún cartucho disparado o las esquirlas de una granada activada, así viajamos los humanos por el mundo. En miles de diferentes direcciones.

Es por todo lo antedicho que vengo a proponer por medio de este modesto libro de reflexiones y ya en las líneas finales de su redacción, la consideración de algunos principios en pro de una nueva comunicación entre los seres humanos, teniendo en cuenta el bien común y con la única pretensión de  que las futuras generaciones encuentren un mundo más parecido al que todos nos merecemos. Y para ello, no encuentro mejor oportunidad que ésta para transcribir aquí mis consideraciones respecto del "Amor", extraídas de mi libro: "El Paraíso Escondido detrás de Nuestras Desgracias."

 

 

El Amor: El amor en su estado más puro se encuentra latente dentro de esa masa energética que somos. El amor es la masa energética. Pero al igual que el alma, se instala dentro nuestro al materializarnos en un cuerpo.

De la misma manera que las propiedades del espíritu varían según éste habite en un cuerpo humano, animal o vegetal, lo propio ocurre con el amor.

Las propiedades energéticas del amor humano abren un campo afectivo de mayores posibilidades que las de los animales o plantas, como todos sabemos.

Pero el amor humano en su estado más puro dista bastante del concepto de amor que conocemos y reconocemos habitualmente en nuestros congéneres y en nosotros mismos.

Muy pocas son las personas que poseen la dicha de experimentar el sentimiento de amor en su fase más pura. Esto es, sin ningún tipo de contaminación social.

El niño nace envuelto en una poderosa masa energética, expresada a través del aura que desborda su cuerpo y el de todo  ser humano. Ésta incluye una fase que se convertirá en amor en su estado más puro, al producirse el contacto de dicha masa energética con el cuerpo tangible. Pero luego, ya desde los comienzos de su joven vida, empezará a experimentar la partición de ese sentimiento, de una forma similar a la que se produce cuando se desintegra en partículas la masa energética que flota en el Universo, al momento de entrar en contacto con los cuerpos tangibles. En este caso, el amor en estado puro se irá desintegrando, para compartir su espacio con otros sentimientos y sensaciones que lo irán contaminando. El primero en aparecer es el temor, al que luego se le irán agregando los sentimientos de celos, lento crecimiento del ego, incluyendo el ilusorio desarrollo del sentido de propiedad y de pertenencia, para dar paso más tarde, en etapas más avanzadas del crecimiento del niño, a sentimientos que terminarán de contaminar la pureza de ese sentimiento de amor con el que nacimos, como los sentimientos de envidia, codicia y odio, entre otros.

De todas maneras, todos sabemos que el amor no queda desintegrado sino entremezclado con los anteriores. Es por eso que solemos a veces experimentar sentimientos encontrados como amor y odio a la vez hacia la misma persona. O nos acosan el arrepentimiento y el sentimiento de culpa luego de haber sentido celos o envidia hacia un ser querido.

Nuestro amor ha perdido el timón y queda a merced de los oleajes y tempestades que se susciten en este inmenso mar que es la vida. Salvo que seamos concientes de esta situación y decidamos tomar cartas en el asunto. Desde el momento en que el niño nace con su sentimiento de amor tan puro, hasta que se convierte en adulto, su amor sufrirá reveces de los que no resulta fácil recuperarse.

La persona adulta cree saber siempre qué es lo mejor para sus seres queridos e intenta a veces influir por todos los medios para que el otro haga exactamente lo que él quiere. Las personas llegan a veces a extremos inimaginables de manipuleo para lograr su cometido. Pero están confundidas. No advierten que su amor se ha contaminado y está dirigido sólo a sí mismo.

El amor en su estado más puro es proyectado hacia toda la especie. Una vez contaminado por las influencias sociales no encontrará más posibilidades que las de dirigirse hacia una o varias personas. Y si la contaminación es aún mayor, el amor que sentirá por esas personas estará sólo destinado a su propio bienestar afectivo. Y por último, si la contaminación es completa, todo su amor será apresado por una poderosa sensación de resentimiento hacia sus congéneres y el Mundo todo y quedará convertido en odio. Lamentablemente, el crecimiento del fundamentalismo en las últimas décadas deja un triste testimonio de los niveles a los que puede arrastrarnos la contaminación del amor.

Por otro lado, debemos reconocer que el amor, como todo sentimiento, no puede ser inducido por la fuerza. No proviene de la decisión voluntaria de las personas. Y esto es lo que hace nuestra tarea más difícil de llevar a cabo.

Primero, la persona adulta deberá reconocer la existencia de la raíz y el origen de su amor en estado puro apenas llegado a este Mundo.

A continuación, si reconoce la contaminación de su sentimiento de amor y la pérdida de paz interior y felicidad plena que esto le significa, nacerá en él la libre y voluntaria decisión de volver a sus raíces, porque entonces percibirá la convicción de que ese es el paso obligado para volver al estado de felicidad plena no condicionada por ningún factor externo a él.

Una vez logrado este primer paso, el resto lo hará la práctica. El ejercicio de la ayuda y preocupación por los demás ira mostrándole de a poco los efectos y beneficios personales que se sienten al ir recuperando la pureza del amor.

Es el amor  a sí mismo, a través de la comprobación de que el regreso a los orígenes nos vuelve a brindar esa felicidad plena en nuestros espíritus, perdida hace tanto tiempo y que nos merecemos por ser lo único que nos pertenece, que nos permitirá finalmente sentir en forma incondicional, amor hacia los demás, pudiendo ya en paz comprender todo aún cuando no entendamos los motivos.

 

Todos estamos unidos por la misma cuerda invisible, la que nos podrá ahorcar o liberar según nuestras propias decisiones.

No vayamos en diferentes direcciones pues nuestra cuerda inexorablemente se tensará. Cuando existan desavenencias, podremos acceder o que los demás accedan a ir en un sentido u otro, juntos, sólo en virtud de habernos convencido unos a otros utilizando nuestra herramienta más poderosa: el diálogo. Si comprobamos que nos hemos equivocado, siempre estaremos a tiempo para cambiar de rumbo. Si no hemos logrado convencer, dejémonos convencer, aun sin estar convencidos, puesto que la otra opción sólo consistirá en estirar la cuerda.

 

Una Última Reflexión

 

"Hemos arribado a un punto de nuestra historia en el que despreciamos el valor de nuestras vidas para obtener nuestros objetivos, sin advertir que desaparecida la vida, desaparecen también los objetivos. La posibilidad de alcanzarlos se ha ido con ella."

 

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publicado por sinai a las 17:33 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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